-Teníamos que haber estado dentro, tío, teníamos que...
-¡Cállate ya, joder! -Gritó Álex, y la música volvió a oírse de fondo.
Alicia cada vez se sentía peor. Era todo culpa suya. ¿Por qué no la avisaron de que era para mayores de edad? ¿Por qué no han entrado ellos y ella se hubiese vuelto a casa? Porque a Álex no le daba la gana, y había insistido en que el concierto no sería para tanto y que ni loco iba a perderse las canciones: o todos dentro, o ninguno. Y parece ser que ninguno.
-Lo siento...
Y mientras el mismo que había hablado antes le soltaba un par de burradas a la rubia acomplejada, los otros amigos le intentaron calmar. Alicia quería irse de ahí cuanto antes, y no volver a hablar con ninguno durante el resto de su vida.
-Ey... no le hagas ni caso, es imbécil. -Álex lo dijo con tanta naturalidad que hasta ella misma comenzó a llamarle en su cabeza de esa manera. El imbécil se apartó del grupo con un cigarro en la mano, sin decir nada.- ¿Quieres que te traiga algo más de beber?
-No, tranquilo, todo bien -dijo levantando su vaso casi a la mitad.
Horas y horas allí, en el suelo lleno de colillas sentados. Los chicos habían ido a buscar algo que les subiera el tono un poco más, y seguir dando saltos por medio de la carretera, gritando a los coches eufóricos. Alicia no dejaba de mirar su móvil. Quería contestarle, a Jaime, y acabar con esa mierda de noche ya, pero para cuando lo hizo, él no volvió a conectarse. Se sentía patética; no encajaba allí, ni en su casa, ni en la vida de nadie. Estaba condenada a hacerlo todo mal.
-¿Sabes? Esta canción es genial.
Se paró un par de segundos a escucharla, hasta que la identificó, y luego miró a Álex. Love is Dangerous.
-I see your lips, I just can't hear the sound... -Empezaron a cantar los dos instintivamente.
Volvió a mirar su última conexión; nada. Nada de Jaime desde hace dos días. ¿ Exámenes? ¿O no quería hablar con ella? Realmente se moría por hablar con él, y planear verse de nuevo. Y prometerse que esa vez saldrá bien. Alicia siguió contándole a Julia lo que había pasado hace un par de noches, que ni ella terminaba de creérselo.
-¿Que hizo qué? -Las palabras le salieron de la garganta como un graznido.
-Álex... me besó.
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